Abastecimiento alimentario: retos y oportunidades en la Región Central

Las consecuencias de los fenómenos climáticos en la producción agrícola del país y particulamente de la región central preocupan, especialmente por el impacto que tienen en el agua y el suelo, insumos esenciales para cultivar, y cuya afectación incide en la calidad y cantidad de los alimentos.

Así lo dio a conocer Ricardo Agudelo Sedano, gerente de la Región Administrativa de Planificación Especial RAP-E, entidad que integra a Bogotá, Boyacá, Cundinamarca, Huila, Meta y Tolima.

Según Agudelo (en la foto), lo que está ocurriendo «no es algo pasajero, sino que nos toca desde los gobiernos y la sociedad civil impulsar políticas públicas que lleven a que se pueda afrontar el cambio climático, y esta no es únicamente una acción económica ni de regulación ambiental, también es de comportamientos de la sociedad«.

Por ello, insiste en que tanto el cambio climático como las alertas por inseguridad alimentaria en Colombia «nos ponen en una situación de acción», sobre todo en una zona que produce la mayor cantidad de comida del país, como es la Región central.

Según datos de la RAP-E

el 40% de la comida que llega a Bogotá proviene de la región central y 15% de otras zonas del país y el mundo.

campesinos producen los alimentos que consume la Región central.

de alimentos consume Bogotá cada día.

de alimentos produce Bogotá anualmente.

Esta proporción indica que las ciudades deben planificar tanto su componente de abastecimiento como el de gestión del agua.

Desde la RAP-E hay avances, por ejemplo con el Plan de Abastecimiento Alimentario, «una apuesta estratégica», según explica el gerente, cuyo objetivo es «generar sistemas de producción eficientes, sostenibles y saludables, para que podemos ser una potencia mundial de alimentos«.

Estrategias para el cambio

De acuerdo con el funcionario, el Plan de Abastecimiento cuenta con 7 estrategias que tienen por objeto mejorar la producción rural, desde lo técnico pero también desde el fortalecimiento de aspectos culturales, que valoren la ruralidad.

Los elementos que componen el Plan recomiendan rutas como la modernización del campo, en especial con vías terciarias «que deberían ser la prioridad de los gobiernos, en donde se produce comida», señala Agudelo.

Así mismo, está la articulación logística con innovación entre las zonas de producción rural y las ciudades, y el fortalecimiento de la comercialización, con programas como las compras públicas y los mercados campesinos.

Sobre estos últimos, el gerente destaca que su impulso debe fortalecer más al campesinado que a las instituciones de gobierno que los facilitan, con miras a lograr ejemplos como los mercados que organiza Agrocomunal.

Ambiente para el campo

Una de las ideas que desarrolla desde ya la RAP-E en los mercados campesinos es el Cambio Verde, que consiste en intercambiar materiales reciclables por alimentos.

«Que la gente pueda cambiar los hábitos y hacer un trueque, que también hace parte de la cultura de la región central, entre los productos reciclables por comida», comenta Agudelo. «Esto permite generar unos ingresos para los campesinos, como un medio de comercialización y reducción del impacto ambiental«.

Lo anterior es esencial en zonas como Bogotá, donde se producen 9 mil toneladas de residuos reciclables, y apenas son recuperadas unas 2 mil.

La sostenibilidad ambiental también se relaciona con la reducción de desperdicios y la pérdida de alimentos, bien sea por descuido en el consumo cuando se dejan podrir los alimentos, o por daños en los productos durante su traslado a las ciudades.

Este último aspecto abarca la formación de la ciudadanía alimentaria, por ejemplo con el impulso de programas de nutrición que propendan por el consumo de lo que se produce en la región.

Desde la RAP-E se tienen identificados 67 productos de mayor consumo en la región, pero según el gerente es fundamental ajustar los menús, empezando por los Planes de Alimentación Escolar (PAE).

«No entiendo qué hacemos poniendo en las escuelas manzanas de Chile o de Estados Unidos, cuando en Nuevo Colón (Boyacá) se producen unas manzanas estupendas, criollas».

Así, la recuperación de la soberanía alimentaria, la modernización del agro y la garantía de vida digna para el campesinado generarán importantes cambios que beneficiarán tanto a productores como consumidores.

Al respecto, el gerente concluye que «la mejora de la producción rural no es solo de mejoramiento de tecnologías sino con lo social y cultural, y todo eso comprende una apuesta política que se debe impulsar y que sobrepasa los gobiernos, para convertirse en una apuesta de país«.

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